domingo, 11 de mayo de 2008

Un discurso perverso


La identificación de un sector con la Patria y sus símbolos y la consecuente descalificación del resto fue una constante en el discurso hegemónico durante el largo medio siglo de gobiernos de facto. Si el Ejército se pretende “glorioso partero de la historia, anterior a la Patria”, como dijo hace dos décadas el general José Caridi, y si “nuestras Fuerzas Armadas nacieron a la sombra de la Cruz”, según predicó hace medio siglo el primer vicario castrense, Fermín Laffite, para la Sociedad Rural “cultivar el suelo es servir a la Patria”. Su presidente, Luciano Miguens, quien no tiene inhibiciones para decir lo que piensa, explicó al anunciar la segunda etapa del plan de lucha, que lo que sobra de las exportaciones de carne puede volcarse al consumo interno. Ése fue el criterio que rigió desde el derrocamiento de Perón, en 1955, con las políticas de veda al consumo, mientras se atendía al mercado internacional. Más perverso es el discurso de Eduardo Buzzi, a quien no se le mueve un músculo mientras plantea la redistribución del ingreso, sentado a la derecha de Miguens, quien le pidió que fuera el vocero del grupo. Cualquier crítica a las falencias de la política oficial es admisible, porque no le han faltado ni errores ni horrores, pero un dirigente que se reclama popular no puede aliarse con lo peor de la historia argentina, con los enemigos históricos de su propia entidad, para confrontar con el primer gobierno que en medio siglo puso en debate la apropiación individual de la riqueza generada por procesos colectivos, ni subordinar la trabajosa posibilidad de un acuerdo a las conveniencias de una interna política en su organización. La agenda que Fernández llevó a la última reunión dice “analizar las condiciones de funcionamiento de los mercados a término”. Convertir esa frase tan taxativa en una promesa de cambio del mecanismo de retenciones móviles se parece demasiado a una provocación.


Fuente:Página 12

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