viernes, 4 de abril de 2008

“Era un revolucionario de la vida”

Sandra Rodríguez sonríe con timidez. Tiene el rostro luminoso y fatigado. Lleva un largo tiempo sin parar, con pocas horas de sueño y muchos viajes. Será hoy la persona más buscada. No son días sencillos. Hace doce meses una represión policial mató a su marido y le destrozó la vida a su familia. Ese miércoles de abril los docentes conocían a su nuevo símbolo, un maestro del interior llamado Carlos Fuentealba.
Durante las primeras horas de hoy miles de personas marcharán por las calles de Neuquén para exigir “juicio y castigo” a los culpables del crimen que hace doce meses convirtió la provincia en una hoguera. El 4 de abril de 2007 un grupo de docentes instaló un piquete en el cruce de las rutas 22 y 237, a 45 kilómetros de la capital provincial, una zona conocida como Arroyito. Pedían un aumento salarial y el pase a planta permanente de 1.800 trabajadores contratados. Pero cuando esa madrugada, en vísperas de Semana Santa, los docentes llegaron al lugar, se encontraron con decenas de policías armados.
Todos los testimonios que hay en el expediente del juicio oral a Darío Poblete, que se realizará entre el 4 y el 23 de junio, dicen que el cabo primero salió de la fila de chalecos negros, caminó unos metros hacia atrás, se colocó detrás de un Fiat 147 y con una escopeta lanzagranadas lacrimógenas le destrozó la cabeza a Fuentealba, que murió el jueves 5, cuando la medida de fuerza llevaba 31 días.Rodríguez camina por las oficinas de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN) como si todo le perteneciera.
Recibe saludos y abrazos afectuosos. Su andar no es soberbio, pero sí firme. “Acá vengo todos los días, soy una especie de custodia de la memoria. Igual, los compañeros jamás podrán olvidar lo que sucedió. Carlos es nuestra lucha”, dijo.

Fuente:Crítica

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