lunes, 23 de abril de 2007

Un sondeo oficial instala de nuevo el debate sobre la paternidad adolescente

Un sondeo exploratorio realizado por el Ministerio de Salud porteño puso de nuevo en debate un tema siempre polémico: la paternidad adolescente. Muchos chicos, a la inversa de lo que en general sostienen sus padres —que opinan que la llegada de un bebé interrumpiría su proyecto de vida educativo y profesional—, creen que la llegada de un hijo les mejoraría la vida, los induciría a trabajar y los haría más responsables.
Sin embargo, especialistas consultados por Clarín no avalan totalmente estas expectativas. Ante la falta de contención afectiva —sostienen—, al proyectar una nueva vida depositan la búsqueda de amor en un hijo: creen e imaginan que con un hijo van a solucionar sus carencias afectivas. Muchos adolescentes depositan en la paternidad una realización personal que, después, en la vida cotidiana, no se da.

No obstante, pese a estas opiniones y las de muchos padres, varones y mujeres adolescentes consideran que un hijo sería una fuente de mejoras para su vida, y no un manantial de inconvenientes económicos, sociales y culturales. De hecho, según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, de todos los nacidos durante 2005, el 14,65% fueron hijos de madres de entre 15 a 19 años.

Aunque tiene sólo un valor exploratorio, el estudio realizado entre 300 jóvenes de sectores medios y bajos de tres escuelas de la Ciudad de Buenos Aires (una técnica, otra comercial y un bachillerato) dispara la polémica.

El estudio forma parte del libro "Cuerpo, Sexualidad y Socialización" (en proceso de edición), del investigador social del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Alejandro Villa. Según el trabajo, a siete de cada diez varones alguna vez se le cruzó por la cabeza tener un hijo y formar en un futuro una familia. Ocho de cada diez mujeres imaginaron alguna vez lo mismo. Y pudieron hacerlo porque en su mayoría, el 85 por ciento de los jóvenes de entre 14 y 19 años —mujeres y hombres— perciben que un hijo les daría mayor autonomía, los transformaría en personas más responsables, los obligaría a salir a trabajar y a estudiar.

Algunos de ellos, también, otro 42 por ciento, conciben a la paternidad y a la maternidad como un rito de pasaje de la adolescencia: "Abandonaríamos la joda", sostienen. Sólo un 19 por ciento percibe lo que los adultos piensan en ge neral: que un hijo impediría sus proyectos, que los obligaría a quemar etapas y que no tendrían nada que ofrecerle.

"Aun cuando los adultos tienen representaciones diferentes a estas inquietudes de los jóvenes, ellos apoyan en la práctica la continuidad de estos embarazos. Lo mismo ocurre con los semejantes hacia la chica embarazada. No así con padres varones a quienes, hasta sus pares, lo ven como un "sujeto sexual irresponsable", como hijo y no como un sujeto reproductivo", puntualizó Villa.

La opinión de los pares es decisiva en la opinión de los jóvenes. Es que pese a que los adultos —aun de los sectores más pobres de la sociedad— suelen opinar que la maternidad o la paternidad joven interrumpe la adolescencia y no la compensa con nuevos beneficios, el 74 por ciento de los jóvenes estudiados conoce a otro u otra adolescente que ya es padre o madre. Y lo que esos padres jóvenes les transmiten acerca de la paternidad o maternidad juvenil es mucho más positivo que lo que los adultos suelen decir. De tal modo que ese intercambio de ideas entre pares les sirve a los chicos para soñar con un hijo con menos temor que el que sus padres les transmiten. En particular entre los jóvenes más pobres, para quienes la falta de oportunidades para obtener un trabajo que los satisfaga les permite imaginar el proyecto de familia como vector de felicidad.

"En la adolescencia se asientan los deberes, derechos, los valores ético-morales que la persona después pondrá en práctica. Si el joven se enfrenta a mensajes poco claros, si no encuentra interlocutores que le respondan coherentemente, si no tiene continencia afectiva, recurre a los agentes socializadores como Internet y la TV. Y en la medida en que no tienen la formación valorativa sobre lo que es proyectarse y proyectar una nueva vida, depositan la búsqueda de amor en un hijo. Creen e imaginan que con un hijo van a solucionar sus carencias afectivas", explicó la sexóloga y educadora sexual Silvia Salomone.

La presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y los Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, María Elena Naddeo, confirmó los resultados del estudio de Villa. "La valoración positiva de la maternidad y la paternidad adolescente es algo frecuente que venimos observando hace un largo período." Aunque Naddeo, también docente de escuelas medias desde 1982, tiene una visión crítica acerca de esta realidad. "En el Consejo atendemos a muchos hijos de madres y padres adolescentes que se sienten desvalorizados y puestos en segundo plano. Las mamás adolescentes se dan cuenta tardíamente cómo afectó a sus vidas la crianza temprana de un hijo", enfatizó.
Fuente: diario Clarin

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